La pérdida y el desperdicio de alimentos están estrechamente ligados a la sostenibilidad ambiental. Por este motivo, con el fin de apostar por el planeta, sabemos que es necesario reducir la tasa de pérdida y desperdicio de alimentos en toda la cadena de suministro alimentario; desde la producción, la postcosecha, el almacenamiento y el procesamiento hasta la distribución y los consumidores finales.
“Se estima que, en todo el mundo, un 14% de los alimentos se pierde entre la cosecha y la distribución”, Informe FAO 2019.
Muchas veces el productor se encuentra en situaciones en que sus frutas y verduras son descartadas. Los motivos principales son el bajo precio de mercado, excedentes de producción, por algún daño climatológico que ha deteriorado los alimentos, por lo que no merece la pena recogerlo.
Cuando se pierden o se desperdician alimentos se hace un uso extremadamente ineficiente de los recursos necesarios para su producción, como el uso de agua, la energía, la tierra, la mano de obra… por lo que si logramos reducir la pérdida y desperdicio de alimentos será necesario producir una menor cantidad de estos. Ayudaremos al planeta.
¿Y qué conseguiremos? Si se desperdicia menos comida se emplearán menos recursos naturales y se logrará una menor contaminación y un mejor uso de los recursos naturales.
Mira por el planeta, el campo, las personas, come frutas y verduras taradas.
Apuesta por la sostenibilidad.
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